Análisis comparativo del lenguaje corporal de los tres principales líderes de la nueva organización

La irrupción de Podemos en el escenario de la política española tiene muchas explicaciones, y la extraordinaria capacidad de comunicación de sus líderes es una de ellas. Hemos realizado un análisis comparativo entre Pablo Iglesias y sus dos colaboradores más cercanos, Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, para conocer las claves de sus gestos y expresiones comunes. Sin duda alguna, los tres profesores universitarios son notables oradores y manejan la retórica con solvencia, pero en cuanto a la comunicación no verbal, uno de ellos destaca de forma apreciable.

Control de las emociones de los líderes de Podemos

Tres maneras de afrontar las emociones

Entre el numeroso material audiovisual estudiado para nuestro análisis, seleccionamos esta fotografía distribuida por la agencia EFE (Zipi), tomada durante la asamblea de Podemos en Vistalegre, el pasado mes de octubre. La imagen simboliza cómo maneja cada uno de ellos la expresión de sus emociones en público:

  1. En el comportamiento no verbal (y verbal) de Monedero predomina el descontrol emocional: se deja llevar fácilmente por sus pasiones. En algunos momentos, incluso, la expresión de sus sentimientos va por delante de sus palabras. Aquí lo vemos escuchando embelesado, boquiabierto y con los ojos vidriosos por el entusiasmo.
  2. En el gesto de Iglesias predomina generalmente la represión emocional, marcada por una expresión seria, tensión en la mirada y en la musculatura facial, y su ya popular ceño fruncido (típico de la ira) que le hace parecer enfadado incluso cuando no lo está.
  3. En la conducta de Errejón es más frecuente el control emocional, marcado por la relajación de la musculatura facial, la curiosidad en la mirada y la elevación central de las cejas (compatible con la tristeza o afectación moral), que le proporciona cierto aire melancólico y le hacen parecer interesado/afectado por lo que ocurre a su alrededor.

Como ya explicamos en una entrada anterior sobre el perfil de la reina Letizia, no es lo mismo la represión conductual que el control de la conducta. Este último resulta imprescindible para conseguir la congruencia necesaria entre nuestro comportamiento no verbal y el mensaje que realmente deseamos transmitir. En ese aspecto, Íñigo Errejón parte con ventaja respecto a sus compañeros.

Y aunque el discurso político es el mismo en los tres casos, la forma de expresarlo registra evidentes diferencias, condicionadas por el tamiz de sus respectivas personalidades:

Juan Carlos Monedero

Puntuación en comunicación no verbal de Juan Carlos Monedero

Es el más extrovertido y agresivo de los tres en su lenguaje no verbal, y el único cuyos gestos y expresiones presentan cierta compatibilidad con algunos indicadores propios del neuroticismo (aunque debemos aclarar que nuestra observación de su conducta no resulta suficiente para establecer un perfil emocional, ni es este el objeto del análisis):

Monedero habla deprisa, tiene escasa latencia de respuesta, se exalta con facilidad en el cara a cara y en los mítines, realiza movimientos rápidos y nerviosos, presenta algunos tics y muecas, y un exceso de gestos adaptadores, que distraen la atención del público y restan seguridad a su imagen (se rasca, se coloca la ropa, se toca las gafas,…).

Sus expresiones faciales traslucen con frecuencia la ira, el desprecio y el asco como emociones básicas, especialmente cuando ejerce la crítica: Se aprecian fácilmente en la tensión de la mirada, el entrecejo fruncido, la forma de mostrar los dientes y de arrugar la nariz, o las muecas unilaterales con la comisura de los labios.

El agudo tono de su voz nasal se acentúa cuando eleva el volumen y aumenta la velocidad, algo que también resta credibilidad y atropella sus palabras. Sin embargo, vocaliza muy bien, enfatiza y dramatiza con habilidad, y cuando se expresa de forma pausada y serena, su tono resulta reflexivo y su prosodia adquiere mucha calidad.

Presenta una postura inestable cuando alterna el peso del cuerpo en uno y otro pie, le cuesta permanecer quieto y erguido, y gesticula con rigidez y agresividad.

Su aspecto es el más descuidado de los tres, no viste a la moda ni con la talla adecuada.

Su aparente descontrol emocional genera rechazo en el público más introvertido y emocionalmente estable, aunque también le aporta un plus de naturalidad y espontaneidad, que es bien recibido por el público más empático con su forma de ser. Se maneja muy bien en la distancia corta y no rehúye el contacto físico. En líneas generales, resulta cercano.

Juan Carlos Monedero es un buen comunicador, pero encasillado en el rol más radical y menos universal de los tres.

Pablo Iglesias

Valoración de la comunicación no verbal de Pablo Iglesias

A diferencia de Monedero, Pablo Iglesias es muy consciente de su conducta no verbal, parece formado al respecto y procura manejarla a su favor, aunque de momento pesa más la represión que el control emocional. Quizás la timidez tenga algo que ver en ello:

Su punto débil está en la postura encorvada y de cierre, que resta dignidad a su figura, aunque también le proporciona un aspecto de fragilidad con el que empatiza un sector del público.

Esa misma postura agudiza algunas dificultades con la respiración y el control del diafragma, que originan una voz a veces entrecortada, insegura y no siempre bien proyectada. Sin embargo, al igual que sus compañeros, su prosodia es de calidad, no recurre a los segregadores vocales del tipo umm, aaah y similares, no alarga las vocales, ni repite muletillas.

Su expresión facial está muy condicionada por la tensión muscular y por el ceño fruncido, que le hace parecer más enfadado de lo que probablemente está. Su rostro cambia por completo al relajarse o sonreír, algo que hace cuando atiende a sus interlocutores, aparentando una escucha realmente activa (uno de los puntos fuertes y la clave de su comunicación no verbal en televisión).

Los gestos ilustradores con manos y brazos son más armoniosos que los de Monedero y enriquecen su discurso, aunque en ocasiones también se le escapan algunos reguladores que traslucen su nerviosismo, como enroscar con los dedos los pelos de la barba o meterse las manos en los bolsillos.

En cuanto a la apariencia, su descuidado aspecto está en realidad muy cuidado. Ha conseguido mantenerse fiel a su estilo (coleta incluida), pero con un vestuario cada vez más actual y mejor combinado, dentro de la informalidad. Este aspecto aporta mucha congruencia a los valores sobre los que construye su discurso político.

También parece cómodo en la distancia corta y tampoco rehúye el contacto físico, lo que añade sencillez, naturalidad y cercanía a su imagen.

Pablo Iglesias es un notable comunicador, habilidoso en el manejo del lenguaje no verbal, pero no el mejor de los tres.

Íñigo Errejón

Íñigo Errejón puntuación en comunicación no verbal

Íñigo es el más asertivo y estable de los tres en el manejo del comportamiento no verbal, gracias a su habilidad en el control de las expresiones emocionales. En líneas generales, sus movimientos son más lentos, su latencia de respuesta es mayor, y transmite una moderación que sus compañeros no alcanzan.

Tiene una postura erguida y muy estable, con apoyo firme y simétrico de los pies. La posición de su torso es abierta, y mantiene el cuerpo y la cabeza alineados cuando gira para dirigirse a los diferentes sectores del público. Parece muy seguro de sí mismo, sin caer en expresiones de altanería.

A su favor juega una voz más profunda que la de sus compañeros, mejor proyectada y acompasada con la respiración. Como ellos, también maneja muy bien el espacio y el tacto, aunque su distancia de intimidad parece un poco mayor.

Las expresiones faciales son más amables, sin rastro de ira o desprecio, superando a Pablo en la escucha activa. La viveza de los ojos, la leve inclinación lateral de la cabeza y la expresividad de las cejas (gesto ilustrador y emblemático en su caso), le hacen parecer atento e interesado en oír a su interlocutor.

Prácticamente prescinde de los gestos adaptadores que muestran nerviosismo, y maneja un variado repertorio de gestos ilustradores con los que enfatiza y explica sus palabras, con movimientos suaves y circulares.

En cuanto a la apariencia, tiene el aspecto más juvenil de los tres, viste de forma desenfadada pero a la moda, corte de pelo muy actual y unas gafas que acentúan su cara de “niño bueno”. Por sus formas, es el más moderado de los tres, transmite serenidad y templanza, y es quien puede conectar con una mayor variedad de público.

Íñigo Errejón es un comunicador sobresaliente, que gestiona con naturalidad y sin aparente esfuerzo el lenguaje no verbal.