El líder norteamericano sorprendió por su moderación expresiva, ante un presidente ruso que intentó ocultar su incomodidad ante las cámaras

El primer encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin, en el #G20 de Hamburgo, nos deja dos escenas muy diferentes desde el punto de vista de la comunicación no verbal. Las imágenes del saludo previo, en un ambiente informal y distendido, muestran a dos líderes que conectan desde el principio de manera natural. Sin embargo, ante las cámaras, en la comparecencia de prensa posterior, el presidente ruso no pudo ocultar del todo su incomodidad, mientras el norteamericano se esforzaba por empatizar y resultar comedido, algo poco habitual en él.

Es imposible establecer si lo que disimulaba Putin era su desagrado o su complicidad. Lo que resulta incuestionable es que al líder ruso se le escaparon algunos deslices muy reveladores en su conducta. Sobre todo, teniendo en cuenta sus notables habilidades en la gestión de la comunicación no verbal, y su extraordinaria capacidad de autocontrol, como exhibió durante años frente el empático Obama.

La sintonía, en privado

El presidente Trump tomó la iniciativa desde el primer momento en el encuentro previo, acercándose a Putin con paso decidido pero sin mostrar su habitual elevación de barbilla, que suele darle un aspecto arrogante. El presidente ruso correspondió inmediatamente orientando su cuerpo hacia su homólogo, y adoptando el mismo grado de inclinación reverencial.

Los dos conectaron de inmediato, como demuestra la simetría apreciable también en la posición de las cabezas, el contacto visual sostenido y el intercambio de sonrisas muy parecidas. Hay sincronía en ambas conductas a pesar de la brevedad del saludo, y me atrevería a señalar cierto rapport espontáneo entre ambos.

La sintonía se aprecia igualmente en el apretón de manos, muy equilibrado y simétrico también, con las palmas perpendiculares al suelo. Trump prescindió de su agresivo tirón habitual al saludar, e incluso tocó con la otra mano el antebrazo de Putin, pero de una manera afectiva. El gesto lo reforzó posteriormente con una suave palmada en la parte alta del brazo. El contacto físico no resultó invasivo ni condescendiente, muy distinto de los manoteos sin contacto visual a los que nos tiene acostumbrados el presidente Trump.

Posturas muy diferentes

El lenguaje corporal de Putin y Trump durante el G20

Los matices diferenciadores surgieron en la sala de prensa. Aunque los dos líderes adoptan una postura de aproximación al sentarse, inclinados hacia adelante en el borde de los butacones, Trump compone con sus manos un gesto reflexivo por debajo de las rodillas, deja el torso expuesto, muestra relajación en los hombros y brazos, y afianza los pies con estabilidad. Parece cómodo, relajado y muy receptivo al entorno (bromea con los periodistas y utiliza gesticulación ilustradora antes de hacer su declaración).

Por el contrario, Putin adquiere una postura más defensiva, anclando los codos en los reposabrazos del asiento, hay tensión en los hombros, protege su torso con los brazos, se agarra las manos todo el tiempo y manipula sus dedos sin parar. Este último es un gesto adaptador compatible con el manejo de la ansiedad.

La tensión emocional se confirma con otro gesto adaptador muy llamativo, la forma de mover los pies con inquietud, apoyándose solo en los talones y elevando las punteras de los zapatos. Las extremidades inferiores son las más difíciles de controlar cuando queremos disimular nuestra activación emocional, y aunque los indicadores son muy sutiles en el caso de Putin, tienen especial relevancia por inusuales en él.

Otro inusual gesto adaptador

Gesto adaptador de Putin que confirma la incomodidad en el encuentro con Trump

Uno de los pocos momentos en los que Putin suelta sus manos utiliza la izquierda para tocarse la cara, justo entre la nariz y el labio superior, tercer gesto adaptador que confirma su incomodidad. Además, pasa la mayor parte del tiempo con la cabeza baja y la mirada perdida en el suelo. En general, observamos a un Putin menos cómodo que Trump, más tenso y por momentos ausente, evitando conectar con la situación.

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Trump toma la iniciativa en el saludo

Trump toma la iniciativa a la hora de saludar a Putin

Durante los dos minutos que duró el encuentro ante los medios, ambos líderes estrecharon sus manos en dos ocasiones. En ambas tomó la iniciativa Donald Trump, que ofreció su derecha con la palma hacia arriba.

Algunos autores lo interpretan como gesto de buena voluntad o amabilidad, el consabido “tender la mano”. Por el contrario, cuando se ofrece con la palma hacia abajo suele atribuírsele otro significado muy diferente: un intento de mostrar poder o someter al otro.

Personalmente, creo que no hay interpretaciones absolutas. Todo depende de la personalidad del individuo y su conducta habitual, de la coherencia del gesto con el resto del comportamiento no verbal, y del contexto en el que se desarrolla.

En este caso, la amistosa forma de tender la mano exhibida por Trump resulta congruente con su esfuerzo por ocultar su agresividad habitual.

Los saludos fueron breves, firmes y equilibrados. Al término del segundo apretón de manos se aprecia otro movimiento involuntario de incomodidad en Putin, al apoyarse sobre los codos y realizar un sutil ademán por levantarse, que enseguida corrige.

…y regula la acción

Trump dirige al acción en su encuentro con Putin

La actitud pasiva-evasiva de Putin permitió a Trump dirigir en todo momento la acción, utilizando incluso un elocuente gesto regulador para ceder la palabra a su homólogo invitándole a intervenir.

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Putin elude el contacto visual al hablar

Putin elude el contacto visual al hablar con Trump

El líder ruso evitó la mayor parte del tiempo el contacto visual con Trump, aunque al tomar la palabra resultó más llamativo: se dirigió a su homólogo cabizbajo y mirando al suelo, un comportamiento poco frecuente en Putin.

Por el contrario, el presidente norteamericano buscó con insistencia el contacto visual, y no siempre fue correspondido. Los roles parecían intercambiados entre ambos, porque habitualmente suelen comportarse al revés.

Como ya he explicado en otras ocasiones, mirarse a los ojos funciona como un interruptor para abrir o cerrar el canal de la comunicación con otra persona (lo hacemos todos los días, por ejemplo, al coincidir con alguien en el ascensor). En este caso, está muy claro cuál de los dos mandatarios tenía más interés en encender el interruptor.

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Vídeos de interés

Aquí puedes ver mi intervención comentando las imágenes, en el canal de televisión Russia Today (RT en Español):

Aquí puedes ver la comparecencia conjunta de Putin y Trump ante los medios de comunicación:

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Consultor de comunicación, experto en análisis y máster en Comportamiento No Verbal por la Universidad Camilo José Cela y la Fundación Universitaria Behavior & Law. Miembro de ACONVE y de la Asociación de la Prensa (FAPE-FIP). Fundador de analisisnoverbal.com.