Analizamos las diferentes reacciones de los testigos en función del sexo de víctima y agresor

¿Existe realmente la igualdad entre el hombre y la mujer en nuestro inconsciente? ¿Reaccionamos de la misma forma ante una escena de violencia de género, sin que nos afecte el sexo de la víctima? ¿Desencadena las mismas emociones la agresión de un hombre a una mujer que la de una mujer a un hombre?

La Fundación británica ManKind Initiative colgó recientemente este vídeo en su canal de Youtube, para denunciar que el 40% de la violencia doméstica en el Reino Unido la sufren los hombres. Se trata de una grabación realizada con tres cámaras ocultas en Londres, el pasado 16 de mayo de 2014, y que recibió más de seis millones de visitas durante su primera semana en la red.

El documento nos presenta las reacciones del público ante la supuesta pelea de una pareja heterosexual, y cómo se comportan los testigos de la agresión en función del sexo de agredido y agresor.

Hemos analizado las curiosas diferencias, desde el punto de vista del comportamiento no verbal (#CNV), y parece claro que la violencia como estímulo se procesa de manera distinta en función de quién recibe los golpes:

 

Cuando la mujer es agredida por un hombre

Los gestos, expresiones y posturas de los transeúntes expresan interés inmediato por lo que sucede, preocupación y disposición a intervenir en la acción. Las dos mujeres de pie se acercan en auxilio de la supuesta agredida. El gesto con las manos por delante indica advertencia. Los cuatro jóvenes sentados en el suelo también están alerta.

La expresión de enfado (ira) de la otra transeúnte que acude en auxilio resulta evidente

La expresión de enfado (ira) de la otra transeúnte que acude en auxilio resulta evidente: se aprecia en el ceño fruncido, la boca y la postura corporal. Otros dos jóvenes sentados a la izquierda también expresan interés por lo que sucede.

Incluso quienes pasan de largo vuelven la cabeza en gesto de preocupación

 Incluso quienes pasan de largo vuelven la cabeza con gesto de preocupación. El hombre del recuadro también dirige su cuerpo hacia el lugar de la acción.

Las mujeres que acuden en ayuda de la supuesta agredida acaban rodeando al presunto agresor e invadiendo su espacio.

Desde el punto de vista proxémico, las mujeres que acuden en ayuda de la supuesta agredida acaban rodeando al presunto agresor e invadiendo su espacio. Es una acción de territorialidad que implica advertencia, como indica claramente la postura de la mujer de la derecha, con sus brazos en jarra en actitud defensiva.

 

Cuando el hombre es agredido por una mujer

Las expresiones faciales y corporales del público son de alegría, risa y diversión

Sin embargo, cuando es la mujer quien agrede al hombre, todo cambia. Las expresiones faciales y corporales del público son de alegría, risa y diversión, como se aprecia en los dos jóvenes que aparecen señalados en primer plano. Al fondo, otro grupo de mujeres continúa su animada charla mientras fuman, con posturas de absoluta indolencia y desinterés.

Estos tres testigos parecen disfrutar de una divertida comedia, en lugar de estar presenciando una violenta agresión

Por sus expresiones y posturas, estos tres testigos parecen disfrutar de una divertida comedia, en lugar de estar presenciando una violenta agresión. Repárese en dos detalles: permanecen sentados como meros espectadores, y la joven del centro incluso continúa comiendo sus patatas fritas (como si estuvieran en un cine).

Chico_Proxemia

Desde el punto de vista proxémico, los transeúntes dan la espalda a la acción y se alejan del espacio donde se desarrolla. Todo el mundo se desentiende, y el supuesto agredido se queda solo en manos de su presunta agresora.

Chico_Agresión

Especialmente llamativa resulta esta última imagen. Cuando la fingida agresión se consuma con violencia y daño para el agredido, quienes están junto a la pareja protagonista ignoran intencionadamente lo que ocurre. Uno de ellos parece dormir, en una postura corporal de evidente relajación. Los otros cuatro mimetizan sus posturas, encorvados, encerrados en sí mismos y eludiendo el contacto visual con la escena.