Entre Hillary Clinton y Barak Obama es suficiente medio abrazo para transmitir una extraordinaria e inspiradora sintonía emocional y cognitiva

La convención demócrata celebrada en julio de 2016 para la proclamación de Hillary Clinton como candidata a la Casa Blanca nos dejó esta potente imagen, difundida en todo el mundo por la agencia de noticias Reuters, en la que el presidente Obama no necesita pronunciar una sola palabra para expresar un emocionado respaldo a su posible sucesora en el despacho oval.

El medio abrazo entre Clinton y Obama constituye un ejemplo inconfundible de rapport, una de las herramientas más potentes en la interacción social, sobre la que ya escribí en una entrada anterior. La escena evidencia una vez más la enorme influencia del comportamiento no verbal en la comunicación política, una realidad que algunos de nuestros líderes siguen empeñados en ignorar.

Lo primero que llama la atención al analizar la imagen es que no estamos ante un abrazo completo. Se trata solo de medio abrazo, pero tiene un poder de seducción mucho mayor, porque nos permite apreciar las expresiones faciales en simultáneo: ambos rostros se mimetizan por completo, como el resto de sus cuerpos, prueba de la profunda sintonía, congruencia y sincronía emocionales que los dos experimentan en ese instante.

Como ya expliqué, cuando dos personas conectan de verdad tienden a imitarse de forma inconsciente, algo que ocurre en este caso de manera tan llamativa como emotiva. Básicamente, Hillary y Barak sienten lo mismo en ese momento, y lo expresan espontáneamente de igual manera.

Rapport entre Hillary Clinton y Barak Obama

Sus caras parecen clonadas: los ojos cerrados de la misma forma y en el mismo instante (1), las líneas de los párpados sin tensión, las comisuras de los labios sutilmente elevadas (2), la musculatura facial relajada, y sus rostros en contacto, piel con piel, en una escena que transmite ante todo cercanía, placidez y serenidad. Lo mismo ocurre con la posición de sus brazos rodeando las espaldas (3), y sus manos sujetándose de igual manera, con la movilización de las mismas articulaciones metacarpianas (4).

Sobre el escenario de la convención demócrata en Filadelfia, Clinton y Obama están emocionados, son felices, se encuentran bien juntos, y lo que es más importante, disfrutan compartiendo sus sentimientos, en un ejercicio de transparencia mucho más potente que ningún discurso verbal, porque la ilusión viaja directamente al cerebro emocional del público, activa las neuronas espejo y contagia las sensaciones.

Los espectadores acaban experimentando exactamente lo mismo que sienten ellos. Y ellos, lo mismo que el público. Es el feedback a pleno rendimiento, la retroalimentación a gran escala. Es la magia y el fundamento neurológico de la empatía. La demostración de que un líder persuasivo no puede comunicar solo argumentando razones, sino también y sobre todo contagiando emociones.

El instante captado por el oportuno fotógrafo de Reuters dura menos de un segundo, lo que añade más valor a la imagen, porque no es casual que ambos cierren los ojos en la misma fracción de tiempo. Cuando dos seres sincronizan de esta forma sus actos reflejos e involuntarios, la comunicación alcanza lo sublime y entramos en una dimensión todavía incomprensible en muchos aspectos para la ciencia.

En este caso la imitación inconsciente tiene todavía mayor alcance, porque estamos ante dos personalidades muy diferentes, con un lenguaje corporal muy distinto. Barak Obama es una persona de distancias muy cortas, con una frecuente postura de aproximación y un elevadísimo grado de contacto físico, mientras que Hillary Clinton mantiene habitualmente una distancia personal mucho mayor, una postura más erguida y distante, y un menor contacto físico con sus interlocutores, como ya vimos también en una anterior entrada.

Cuando posteriormente visionamos la escena completa en vídeo comprobamos la intensidad emocional de la situación, y comprendemos el alcance de esta fotografía, que en la secuencia es casi imperceptible. De hecho, por la posición de sus cámaras en el recinto, la mayor parte de las cadenas de televisión no captaron el momento desde el ángulo frontal. El mejor plano nos lo ofreció el canal de noticias on line PBS News Hour. Vale la pena visionar estos tres minutos de vídeo para entender cómo establecer y compartir el rapport en un acto multitudinario como este:

La secuencia del rapport, paso a paso

1.- La emoción de Obama

El presidente finaliza su discurso visiblemente emocionado, como evidencia la fisiología: los ojos aparecen acuosos, a punto de llorar. Termina dando las gracias por el “increíble viaje” realizado, animando a sus seguidores a continuarlo, y rogando a Dios la bendición para su pueblo. A continuación empieza a sonar la música de Stevie Wonder (“Firmado, entregado, sellado, soy tuyo”, una de las canciones favoritas de Michelle Obama), y al presidente le cuesta contener la emoción, como vemos en dos expresiones inusuales en él: la succión de los labios y morderse el labio inferior.

La emoción de Obama en la convención demócrata para la proclamación de Hillary Clinton como candidata a la Casa Blanca

2.- Un gesto, y empieza el contagio

Cuando Hillary aparece por un lateral del escenario, a Obama le basta un gesto para contagiarle su emoción. Desde la distancia, señala a la candidata con el índice izquierdo (es zurdo), y ella le devuelve de forma automática el gesto con su índice derecho: la conexión está establecida.

Hillary Clinton y Obama realizan los mismos gestos

3.- Abrazo simétrico y palmadas sincrónicas

Antes de fundirse en el abrazo inicial, la simetría de los brazos ya es absoluta, y la sincronía al moverlos también. Una vez cerrados, se establece un código de idénticas palmadas en la espalda, que empiezan los dos en el mismo instante y que luego van alternando consecutivamente. ¡Empezó el baile!

Simetría y sincronía entre Obama y Hillary Clinton

4.- La potencia de la mirada

Hillary no desarrolla habitualmente la proximidad física de Obama, pero su mirada es mucho más potente que la de él. Responde a la cercanía con un contacto visual de una intensidad y transparencia extraordinarias (el contacto visual nos puede acercar a otra persona tanto o más que nuestro propio cuerpo). Estamos ante otra muestra evidente de la potencia del rapport, capaz de superar incluso cualquier incompatibilidad entre diferentes rasgos de la personalidad.

El poder del contacto visual de Hillary Clinton

5.- La sublime comunión

A continuación observamos el sublime instante captado por el fotógrafo de Reuters y objeto del análisis, que en la secuencia de vídeo dura menos de un segundo. Quizás muchos espectadores ni siquiera fueron conscientes de la imagen cuando la observaron en directo o por vez primera, pero es muy probable que el inconsciente de todos ellos la procesara de alguna manera, dada su intensidad emocional.

El rapport entre Hillary Clinton y Barak Obama

6.- Cuerpos en espejo

En el centro del escenario, y a pesar de la distancia del plano general, se aprecia fácilmente la imitación en el comportamiento postural de ambos cuerpos: piernas, torsos, brazos y cabezas funcionan como un espejo.

Imitación en el comportamiento postural de Hillary Clinton y Obama

7.- …y todo fluye solo

Una vez establecida la conexión, la comunicación de ambos se mimetiza de tal forma que parecen la misma persona. Si uno señala, el otro señala. Si uno sube un brazo, el otro lo sube también. Y además, en posiciones y ángulos idénticos. Están sintiendo lo mismo, y sus cuerpos lo expresan de igual manera, porque cuando dos personas conectan comparten gestos, expresiones, posturas y movimientos, incluso acompasan el ritmo de la respiración.

Hillary Clinton y Obama adquieren posiciones y ángulos idénticos

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Consultor de comunicación, experto en análisis y máster en Comportamiento No Verbal por la Universidad Camilo José Cela y la Fundación Universitaria Behavior & Law. Miembro de ACONVE y de la Asociación de la Prensa (FAPE-FIP). Fundador de analisisnoverbal.com.