Analizamos las expresiones del bastardo de los Stark

Una cosa es interpretar el papel de chico duro y otra bien distinta resultar inexpresivo. Esto último es lo que le ocurre a Kit Harington en el papel de John Nieve, en la serie Juego de Tronos. El actor británico es uno de los rostros más fríos del actual panorama televisivo.

El análisis de las expresiones faciales requiere el establecimiento previo de una línea basal, en la que fijar un patrón de rasgos fisiológicos y conductas, que nos permita la posterior comparación. En el caso de Kit Harington, la fisionomía no le ayuda demasiado. En su rostro hay un leve grado de tristeza innata:

  • Cierto punto de ausencia en la mirada cuando posa o actúa.
  • Horizontalidad y falta de movilidad en las cejas.
  • Comisuras de los labios deprimidas.

 

 

Lo más curioso de este caso es que el patrón basal permanece prácticamente inalterado cuando actúa, lo cual supone una seria dificultad para trasladar al público las emociones de su personaje. De ahí la frialdad.

Ya suponemos lo que debió sufrir de niño John Nieve sabiéndose el bastardo de la familia, a pesar del cálido afecto de los Stark; y también podemos imaginarnos las heladas temperaturas de Invernalia. Sin embargo, ninguna ambientación ni trauma de la infancia justifica la rigidez de sus expresiones.

Precisamente, la falta de movimiento en la musculatura facial explica el vacío emocional en el rostro del actor.

Hemos seleccionado las seis caras más intensas de John Nieve en acción. Como puede comprobarse, solo la expresión de tristeza parece medianamente convincente, aunque en este caso se mezcla con cierto dolor físico o moral. En el resto, no resulta fácil detectar los movimientos de los músculos faciales característicos de las emociones básicas, ampliamente descritos en la literatura científica:

  • Sorpresa. Las cejas se elevan en forma circular y se estira la piel sobre los párpados. Los ojos se abren desorbitados. La mandíbula cae.
  • Asco. La nariz se arruga, el labio superior asciende, y se acentúan los pliegues nasolabiales.
  • Ira. Las cejas bajan en el centro y se unen entre sí (ceño fruncido). Tensión en la mirada.
  • Tristeza. Las cejas se elevan en su interior, produciendo arrugas en el centro de la frente. Los párpados superiores bajan. Las comisuras de los labios se deprimen. La barbilla sube.
  • Miedo. Los ojos se abren desorbitados, y siguen abiertos cuando las cejas vuelven a su sitio,  si ha existido sorpresa previa. Las comisuras de los labios se retraen horizontalmente.
  • Alegría. Las comisuras de los labios se elevan en forma de u. Los ojos se arrugan al ascender las mejillas. Brillo en la mirada.

 

¡Kit Harington sabe ronreír!

No resulta fácil encontrar a Kit Harington sonriendo en las miles de fotografías del actor que circulan por la red, incluidos los álbumes de su web oficial. En el siguiente carrusel te ofrecemos las pocas que hemos encontrado en nuestro trabajo de documentación. Excluidas las sonrisas sociales, compuestas intencionadamente por el actor al posar, nos quedamos con las sonrisas auténticas, aquellas realmente espontáneas en las que se activan los músculos cigomáticos y orbiculares, tal y como describió Duchenne1 en el siglo XIX, haciendo subir las mejillas y dibujando las temidas patas de gallo en los ojos.


 1Duchenne, Guillaume (1990). The Mechanism of Human Facial Expression. New York: Cambridge University Press. (Re-edición del trabajo original en francés del año 1862).